En plena zona urbana, nadie piensa que el enfrentar una crisis pueda ser realmente difícil; ya que se cuenta con todos los servicios básicos disponibles, lo que hace poco probable que un desastre los pueda afectar. Sin embargo, el desborde del río Mapocho en Chile, demostró que esto puede tornarse sumamente adverso, incluso en los sectores más acomodados.
Con la ocurrencia de un solo evento
[1], que tenga repercusiones en uno o más de estos factores: protección, alimentación, transporte, energía y salud, su bienestar y seguridad cambiarán drásticamente.
A pesar de existir toda una corriente en materia de preparación individual para emergencias (Preppers / Survivalist
[2]). Esto, todavía no se ha internalizado en nuestra sociedad y pareciera en primer lugar, que todos ven como algo poco probable que los afecte un evento y en segundo término, la sociedad está convencida que la responsabilidad descansa netamente en las autoridades, pero resulta que cada individuo puede perfectamente contribuir a mitigar los efectos que ocasionaría un eventual incidente, adoptando simples medias y con una pequeña inversión inicial.
Analizaremos cómo se puede reducir el impacto de eventos en los factores indicados en párrafos anteriores:
Toda vez que ocurre un evento que desencadena en emergencia / desastre o catástrofe, el impacto es mayor especialmente en zonas urbanas, principalmente por la alta concentración poblacional que hay a diferencia de los sectores rurales, dificultando la gestión del desastre (Disaster Management, DM). Sin embargo, en zonas rurales, se debe lidiar con impactos favorecidos por la precariedad de los asentamientos, falta de servicios básicos (aunque de cierta forma, tienen un mayor grado de resiliencia que las personas que habitan en sectores urbanizados), inestabilidad de las ubicaciones en que se encuentran las localidades y la mala calidad de construcción y materiales empleados para ello. En cambio, en las zonas urbanas, todo se agrava, al existir mayor cantidad de residentes por metro cuadrado y porque las condiciones sanitarias recrudecen a velocidad exponencial, especialmente en edificios.
Cuando el inmueble queda imposibilitado de ser habitado por sus integrantes; ya sea por destrucción total o parcial, a causa de diversos efectos (agua, fuego, movimiento telúrico), el objetivo más urgente es proporcionar abrigo a las personas, que les permita protegerse y asegurar su salud e integridad.
Las personas desamparadas (homeless), son quienes se encuentran en mayor desventaja al no poseer red apoyo familiar y porque generalmente albergan en sectores altamente peligrosos y expuestos.
El resto de la población que no cuente con apoyo de familiares o vecinos por estar ubicados en otras zonas o encontrarse en las mismas condiciones de desamparo, requerirá también de albergues y a pesar de lo que se piense, puede que no deseen ser trasladados a sitios habilitados para tal efecto. Esto último, por diversas razones como sentimientos de arraigo a sus pertenecías o alejamiento de su comunidad.
Además, diversas consideraciones deben ser tomadas en cuenta al establecer un sitio de albergue, como poseer servicio médicos para persona con afecciones serias que no requieren hospitalización, pero si tratamientos médicos y medidas estructurales especiales debido a sus discapacidad.
Si vive en un edifico (cuando las condiciones estructurales lo permitan) y no quiere ser trasladado a un albergue, debe considerar que la falta de agua generará graves problemas sanitarios. Asimismo, el acceso a pisos superiores sin energía será otro problema. Si vive en casa, debe poseer una carpa apropiada al número de integrantes que habitan el inmueble. Actualmente, existen en el mercado todo tipo de carpas desde aquellas destinadas sólo al alojamiento, hasta otras que permiten contar con espacios destinados a comedores. En una versión más onerosa están las denominadas campers.
Cualquiera sea su tipo de habitat, el equipamiento básico recomendable para establecer un refugio:
- Saco de dormir (adecuado a las temperaturas más bajas que se registren en la zona afectada), son fáciles de lavar, limpiar y almacenar.
- Ropa de abrigo.
- Lámpara (pila, gas, solar, guirnaldas led)
- Cocinilla (policombustible, anafe eléctrico)
- Baño químico.
- Elementos de cocina.
- Depósito para almacenamiento de agua[4] y combustible.
- Víveres en conserva, congelados (si cuenta con electricidad), raciones de combate (Meal Ready to Eat, MRE.)
Alimentación
Lo normal es que cada residencia cuente con una despensa de alimentos que le brinde autonomía para dos o tres semanas, en alimentos perecibles y no perecibles, factor que se ve fuertemente afectado al no contar con electricidad, para conservar apropiadamente estos últimos.
A parte de las típicas conservas de frutas y legumbres, existen platos preparados enlatados, que son ideales para este tipo de situaciones.
Considerando que el 75% o más de los alimentos que se conservan en una despensa requieren agua para su preparación, es un aspecto no menor cuando esta escasea.
La experiencia indica que una familia debe tener alimentación para a lo menos una semana por cada individuo.
Al respecto, existe en el mercado una gran variedad de comidas de uso militar MRE, con una duración de cuatro años y una amplia variedad de menús, según el país que las elabore. La principal características fuera de poseer media ración y ración completa (24 horas dos comidas), es que cuentan con un novedoso sistema de calentamiento sin llama (Flameless Ration Heater, FRH)
[5].
Transporte
La interrupción del transporte, tiene un fuerte impacto en el funcionamiento normal de una ciudad. La interconexión vial es cada vez más compleja y obedece a modelos de simulación que considera altos flujos entre los diferentes nodos de conectividad que componen la red pública de transporte, lo que normalmente genera puntos altamente vulnerables como las rotondas, que se convierten en verdaderos cuellos de botella ante la ocurrencia de un incidente.
La complejidad de las autopistas y su diseño normalmente orientado a aliviar el flujo interno de la ciudad, son en realidad sumamente complejas cuando se trata de evacuarlas, ya que concentran a un gran número de vehículos con salidas distantes unas de otras y que generalmente desembocan en calles, incapaces de soportar el flujo vehicular necesario.
Este factor afecta inmediatamente a la cadena logística, en materia de abastecimiento y de tiempo de respuesta de parte de los medios respondedores.
Por concepto de economía de escala, la mercancía se almacena en grandes centros de distribución (centralización y distribución), algo lógico económicamente hablando, pero fatal en logística de desastres. Cuando sus vías de conexión quedan interrumpidas, se impide el normal flujo de abastecimiento, aspecto que se ve recrudecido por la rigidez que tiene la mayoría de las empresas del rubro que adolecen de medidas alternativas de transporte, restándole flexibilidad. Esto último (desabastecimiento), induce además a problemas de seguridad al incitar al saqueo de los centros de acopio en la zona afectada.
La recuperación puede tardar hasta semanas, por lo que la población requerirá continuar laborando, lo que representa un aspecto no menor al tener que trasladarse a sus respectivos lugares de trabajo o centro de distribución de alimentos y ayuda. Este factor, es difícilmente superable sin la participación de la autoridad, pero puede mejorarse si se cuenta con un medio alternativo como una bicicleta.
Energía
Países como Chile que poseen un sistema interconectado central, ante la ocurrencia de un evento que lo afecte en puntos críticos, puede fácilmente quedar sin alimentación eléctrica gran parte del territorio.
Normalmente, los edificios cuentan con sus propios grupos electrógenos, pero en si vive en una casas necesitará modificar su sistema de alimentación en el hogar y tener un circuito reducido a aquellos sectores que estrictamente requieren de energía para operar equipos esenciales (refrigerador, anafes, equipos de comunicaciones, sistemas de ventilación para enfermos, etc.); ya sea mediante un generador portátil, sistema eólico o solar.
Este es un aspecto crítico, que afectará además, significativamente la conservación de alimentos, especialmente los congelados.
Salud
Constituye uno de los factores más preocupantes, cuya respuesta requiere una apropiada evaluación para su coordinación. Su mal manejo desencadena en problemas de seguridad y caos. De ahí que la restauración de los servicios de salud es primordial.
Naturalmente, posterior a la ocurrencia de un evento de magnitud, es esperable dependiendo de lo afectado que se encuentra la infraestructura (sistema de agua, alcantarillado y manejo de la basura) que existan brotes de vectores, los que pueden generar epidemias y plagas, donde las enfermedades infecciosas tienen una alta mortalidad. No obstante, con un adecuado manejo, estas pueden reducirse o evitarse.
También es necesario considerar que los eventos de alto impacto, en situaciones límites, generan en un principio actos de generosidad por parte de la gente, pero cuando hay escases de alimentos y con malas o nulas condiciones sanitarias, aflora lo peor del comportamiento humano, desencadenando en actos de violencia y descontrol.
Generalmente los efectos que causa un evento de proporciones en el área sanitaria son:
- Aumento de fallecimiento por enfermedades no transmisibles[6].
- Desnutrición.
- Falta de protección.
- Aumento del pánico y disminución de la moral
Desde el punto de vista infectológico
[7]
- Fase de impacto (0-4 días)
- Liberación.
- Infecciones de tejidos blandos inmediatos
- Fase posterior impacto (4 días- 4 semanas)
- Transmisión vía aérea, por los alimentos, por medio del agua y a través de vectores.
- Fase de recuperación (después de 4 semanas)
- Aquellas enfermedades transmitidas por vectores con larga incubación y crónicas.
Considerando lo anterior, desde el punto de vista particular, esto puede mitigarse, al contar con baños químicos, agua acopiada para consumo e higiene, elementos desinfectantes en aerosol y gel, guantes quirúrgicos, máscaras de papel, útiles de aseo personal, etc. y todo aquello que le permita mantener lo más sanitizado el ambiente donde habita, en espera de su reubicación o reconstrucción.
Especial cuidado, se deberá tener con aquellos integrantes de su grupo familiar que sufran alguna afección o discapacidad. Además de los menores y lactantes.
¿Hay algo más?
Junto a las medidas indicadas anteriormente y observando las experiencias de personas dedicadas a esto, lo cierto es que no estaría demás contar con un:
- EDC (Everyday Carry), consiste en un pequeño bolso, estuche o sobre impermeable, que contiene aquello que Ud., estime primordial para sortear un accidente o evento en el tránsito entre su hogar y oficina.
- Get Home Bag, mochila preparada con algunas herramientas y equipos esenciales de superviviencia, alimentos y agua en el caso de la ocurrencia de un evento, que le permitirá subsistir por un par de días.
- Bug Out Bag, corresponde a un bolso de mayor tamaño con equipo y elementos necesarios para subsistir una o dos semanas.
Considere en lo posible, manuales denominados DIY (Do It Yourself), que contienen instrucciones para solucionar problemas caseros, operar equipos de emergencias, reparar autos, primeros auxilios, etc.
Esto no se tata de estar preparado para combatir zombies, enfrentar ataques terroristas, sobrevivir a desastres nucleares o bacteriológicos, ni nada por el estilo, ¡ES SÓLO SENTIDO COMÚN! para mitigar los efectos de un evento natural o antrópico y hacer un poco más llevadera su estancia y la de su grupo familiar, especialmente la de niños, adultos mayores y enfermos, mientras se recupera la normalidad. De ahí, que estar preparado no es algo descabellado y es parte del concepto de ciudadano resiliente.
Como una forma lúdica de aproximarse al tema, en Chile, existen escuelas de supervivencia, a las que asisten padres e hijos como una actividad recreativa, incluso las empresas premian a sus ejecutivos invitándolos a participar de ellas para desarrollar habilidades de liderazgo y trabajo en equipo. (Recomiendo
http://www.supervivencia.cl/)
Finalmente, si bien la problemática de la Reducción del Riesgo de Desastres
[8], corresponde a políticas y medidas que actúen sobre los factores que causan los eventos, en lo que respecta a la preparación, también hay una responsabilidad de las personas; ya que debe iniciarse de forma individual, familiar y comunitaria.
Es preciso recordar, que los sistemas de una ciudad, están diseñados para funcionar en tiempos de normalidad, por lo que no es inesperado que fallen ante la ocurrencia de un evento. En Chile tenemos vivencias, pero parece que nadie estudia las experiencias obtenidas. Somos reactivos, no proactivos.
Recuerde que el crecimiento y desarrollo de las ciudades, va de la mano con la concentración del riesgo.
[1] Evento/Incidente: Acontecimiento, natural o producto de la acción humana, que requiere una respuesta para proteger la vida, los bienes y el medio ambiente. Los incidentes pueden incluir, por ejemplo, incendios forestales y urbanos, inundaciones, derrames de materiales peligrosos, accidentes nucleares, accidentes de aeronaves, sismos, tsunamis, guerras, ataques terroristas, disturbios civiles y otros eventos que requieren de una respuesta de emergencia. Que un evento derive en una emergencia, desastre o catástrofe dependerá de la capacidad de respuesta de la comunidad afectada. Manual del participante curso: “Operaciones de emergencias, nivel I”
[2] Prepper: Alguien que centra sus esfuerzos en prepararse para enfrentar los peores escenarios. Persona que toma la responsabilidad personal y la autosuficiencia como una parte importante de la vida.
Survivalist: Es una persona que dedica gran cantidad de tiempo a aprender y practicar las habilidades primitivas, para ser capaz de sobrevivir frente a las amenazas naturales en muchos entornos diferentes. No obstante, algunos aprenden cómo hacer frente a las amenazas urbanas o escenarios de combate.
[3] Desde la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, el Derecho a tener un albergue adecuado es reconocido como un componente del Derecho a un adecuado estándar de vida.
[4] Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el abastecimiento de agua por persona debe ser suficiente y continuo para el uso personal y doméstico. Estos usos incluyen de forma general el agua de beber, el saneamiento personal, la preparación de alimentos, la limpieza del hogar y la higiene personal. Siendo por lo tanto, necesarios entre 50 y 100 litros de agua por persona / día para garantizar que se cubren las necesidades más básicas y se reduzcan las preocupaciones en materia de salud.
http://www.un.org/spanish/waterforlifedecade/human_right_to_water.shtml
[5] Sistema basado en una reacción exotérmica que se genera a partir de la adición de una pequeña cantidad de agua en un sachet, especialmente diseñado para cada sobre de alimento, alcanzando los 100° C, pudiendo calentar 250 grs, aprox. en doce minutos.
[8]Reducción del Riesgo de Desastres: corresponde al concepto y la práctica de reducir el riesgo de desastres mediante esfuerzos sistemáticos dirigidos al análisis y a la gestión de los factores causales de los desastres, lo que incluye la reducción del grado de exposición a las amenazas, la disminución de la vulnerabilidad de la población y la propiedad, una gestión sensata de los suelos y del medio ambiente, y el mejoramiento de la preparación ante los eventos adversos.
http://www.unisdr.org/files/7817_UNISDRTerminologySpanish.pdf